El fin del comunismo en Venezuela (mi último pensamiento del 2016 y el primero del 2017)
Era el 2016, con la llegada del fin de año llegaba también el fin de una esperanza, la de salir del régimen dictatorial envuelto en papel color democracia.
El pueblo luchaba por lograr la realización de un referendum revocatorio cuya negación estaba cantada desde antes de solicitarse.
Esperanza que había cobrado fuerza con la elección de una asamblea cuya amenaza de inhabilitación la anunciaron los diputados a punto de salir al nombrar de manera arbitraria a los nuevos integrantes del tribunal supremo, que tendrían como misión principal atornillar al régimen en el poder.
Llegamos así a lo que sería una de las peores navidades venezolanas hasta la fecha, por no decir la peor.
El régimen usó a los lideres de oposición, cual niños a quien les hacen la promesa de darles un dulce, para extender la espera por el revocatorio mientras ellos aceleraban estrategias políticas desde el área económica dirigidas a controlar el bolsillo del ciudadano al tiempo que hacian de la esperanza una utopía.
Llegamos entonces a los últimos días con billeteras vacías o llenas de papel moneda inservible, disturbios en algunas regiones, los rumores de la estatización de la banca y la caída de la máscara del régimen para definitivamente mostrarse como los comunistas hambrientos de dictadura.
En este ambiente llega a Venezuela el niño Jesús, escaso de peticiones tradicionales y cargado de otras imposibles producto del desespero, producto de la situación.
Peticiones de soluciones que solo el ciudadano comun en una unión atípica podía lograr, una unión que debía ignorar las diferencias políticas, económicas, culturales,... en pró de la libertad individual y colectiva y el fín de la tiranía.
La petición, creía el niño Jesús, no debía ser la solución sino el valor para lograrla.
Y es que la esperanza sin fé no tiene sentido, tal como la fé sin sacrificio no es sino comodidad.
Los valores y principios cristianos debían enmarcar las acciones a tomar, por tal motivo, la muerte como sacrificio no esta planteada, ni siquiera la propia.
Una lucha pacífica, intensa y organizada es lo que priva en el conjunto de acciones a seguir, asegurando la propia vida y la ajena, incluyendo la de, quienes llamándose cristianos, están convencidos de sacrificar vidas ajenas y/o la propia con tal de ayudar a mantener a los opresores en el poder porque no los ven como tal sino como salvadores de una patria que ellos mismos hunden.
Gracias por llegar a esta linea.
C.R.3
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