La Venezuela en la que creí, creo y seguiré creyendo
A ver como lo explico:
Nací y crecí en una Venezuela que era como una hacienda de vacas lecheras, en la que el dueño madrugaba para garantizar el producto, hoy la veo como si hubiese sido heredada por hijos que jamás han ordeñado pero obligan a los obreros a hacerlo como a ellos le parece y no como los obreros saben, además derrochan y regalan la poca producción.
Así o mas clarito?
Durante ese tiempo recuerdo haber sido siempre opositor, incluso a la autoridades de mi partido porque soy de los que creen en la linea politica y en la disciplina partidista pero estas deben estar subordinadas a la ética.
No creo en la frase "el fin justifica los medios" sino al agregarle "pero los medios condicionan el fin"
Me han dicho que soy un "ñangara en potencia" (Dios me libre), un nihilista que atenta contra la esperanza de la mayoría, un venezolano que no entiende a su país tanto como los que viven en su territorio, aun cuando no esten informados ni siquiera de los últimos acontecimientos y, además, que veo la política con un solo ojo.
Veo a los comunistas de la misma manera que tío conejo a tío tigre por entender su naturaleza asesina.
No admiro tanto a quienes son capaces de dar la vida por una causa sino a quienes se sacrifican por un ideal de justicia, no creo en el socialismo pero si en la justicia social, no creo en el comunismo pero si en el comunitarismo, la libertad, la seguridad y la vida son la base fundamental de todos los derechos.
Veo la doctrina comunista como algo utópico e impráctico, la ideologización la comparo con un proceso educativo tan inútil como el de un tigre fingiendo enseñar a comer carne a un conejo, le da una educación consciente de que no le va a servir y al final terminara aprovechándose de el.
Y el programa de estos politiqueros como la receta de un plato escrita por alguien que jamás tuvo a la mano los ingredientes.
No creo en promesas, arrepentimientos o negociaciones con estos seres porque tienen una maquiavélica manera de retroceder solo para tomar impulso y terminar empujando a un precipicio a eso que llaman pueblo pero lo ven como tontos útiles.
Tal vez a pocos le importa pero a mi conciencia si, creo en el libre pensamiento en la medida en que su expresión no busque imponerse a la fuerza y que a la vez la fuerza de su defensa no sea mal interpretada.
Veo, muy lejana la madurez ciudadana de mi bien amada Venezuela. Esa en que la gente vota por ideas divorciadas del populismo, en el altruismo como auxiliar del proselitismo, en la convicción del candidato en que el bien comun universal está por encima del bien individual.
No creo en el elector que vota por el mejor vestido, el mas popular sino por el que se convence de que su candidato sabe como resolver los problemas, el que milita con su país, con el futuro de su gente, el apegado a principios, valores y virtudes.
El que enseña a sus niños que quitarle el turno a otros en el comedor no es correcto, que su inútil prisa no puede ser motivo para pisotear la necesidad ajena, que las calles para ensuciarse comienzan con el desperdicio de una primera persona, que una luz roja mas que una necia prohibición es la prevención de un peligro.
Creo en la Venezuela posible solo en la medida en que cada uno este consciente no solo de sus derechos, del ajeno y como defenderlos sino además de sus deberes individuales y colectivos, de la necesidad de cumplir y ayuda a cumplir con ellos, y de exigir su cumplimiento cuando es nuestra responsabilidad.
Gracias por llegar a esta linea
C.R.3
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