17-08-2018 un viernes incoloro y con un olor nauseabundo
El viernes 18 de febrero de 1983 fué conocido como viernes negro.
El presidente Herrera devaluaba la moneda abriendo el camino a una indetenible carrera de devaluaciones, se acababa aquella expresión de "ta' barato, dame dos" surgida desde la revaluación de la moneda durante el primer gobierno de Caldera y que duraría aproximadamente 11 años.
Tiempo después vendría el paquetazo de Miguel Rodriguez-Carlos Andrés Pérez, el jueves 16 de febrero de 1989 que incluía un aumento de la gasolina que causó la explosión de la paciencia venezolana lanzando al pueblo a las calles, sangre derramada durante los saqueos, militares disparando a sus coterráneos como si se tratara de una guerra civil. Esto sería la excusa para un grupo de delincuentes que intentaron tomar el poder a la fuerza y que justificarían la sangre inocente derramada durante sus intentos de golpe de estado con el hecho de que había sido provocada por los asesinatos en el Caracazo, que aunque fué una protesta espontánea a nivel nacional tendría su origen en la ciudad capital.
Sin embargo, la crueldad con la que los golpistas reprimirían a los disidentes a su gobierno sería aún mayor y descarada, cifras alarmantes de asesinatos, detenciones y torturas políticas, pero faltarían cosas por ocurrir antes de ellos llegar al poder.
Un sublime discurso, de Rafael Caldera, como pieza oratoria pero mediocre desde el punto de vista político (porque consciente o no justificaba las acciones de los golpistas-terroristas precisamente basado en el Caracazo).
El tiempo demostraría que la parte oscura de aquel Caracazo serían los asesinatos por parte de la guardia nacional pero que las medidas del paquetazo eran realmente necesarias para la recuperación del país.
En medio de esos hechos, los delincuentes toman el poder (un fenómeno muy difícil de entender para gente de otras latitudes pero que solo quienes lo vivimos, aunque no lo compartimos desde el primer momento, podemos comprender) se inicia entonces una agresiva cadena de mega devaluaciones y medidas económicas que parecieran desafiar las leyes de la economía misma y tener como objetivo principal la bancarrota del país.
Delincuentes que supieron jugar, manejar, la pobreza y desesperanza del ciudadano para mantenerlos como zombies a fuerza de migajas.
Así llegamos al día viernes 17 de agosto de 2018, que ningún color podría definir porque no hay un tono oscuro adecuado para hacerlo y el negro, además de repetido, se quedó corto, lo mismo ocurre con la comparación del paquetazo.
El régimen señalado como narco-terrorista-comunista anuncia un aumento de la gasolina que supera exponencialmente a aquel de 1989 y una devaluacion que deja en pañales a la de 1983 sobre todo porque ocurre en un momento en que el poder adquisitivo del venezolano no existe toda vez que no hay poder de compra, que hay hambre, escasez, el resurgir de enfermedades erradicadas y la incapacidad o desinterés gubernamental para combatirlas.
No es que esté mal que la gasolina se venda a precios internacionales o que sea injusto el aumento de salarios anunciado sino que no hay dinero para pagar el combustible a ese precio ni confianza en el fulano subsidio, además discriminatorio al condicionarlo al carnet de la patria, ni producción para justificar el aumento de salarios, para cumplir con el.
Son medidas necesarias?, si, pero que si no van acompañadas de un impulso a la productividad y de la confianza en el gobierno que las aplica no lograrán el retorno de la inversión extranjera.
Lamentablemente la desconfianza es tal que no es de extrañar el pensar que la recuperación que buscan no es por el bien del país sino para tener de donde seguir robando y financiando la causa comunista internacional.
De allí que muchos coinciden en que la salida pasa por salir del régimen, en que no hay recuperación posible dirigida por ellos.
Por otro lado, los empresarios que no consiguen materia prima, que tienen empleados que trabajan poco tiempo porque viven enfermos o de cola en cola, tratando de comprar productos que permitan sobrevivir, no podrán soportar ese aumento salarial y terminaran cerrando o emigrando con sus empresas, si, podríamos pasar a una segunda etapa de la emigración venezolana, la emigración empresarial, la búsqueda de refugio de capitales sobrevivientes.
Claro, no hay que perder de vista el giro dado por la izquierda colombiana reemplazando la lucha de clases por la de género como método para llegar al comunismo y expandirlo a otros lados de las fronteras, si este fuera el objetivo podrían ceder en materia política-económica y social.
Se llama a un paro general aunque realmente gran parte del país está ya forzosamente paralizado, la experiencia del paro anterior nos dice que si el régimen consideró esa opción ya debe tener un plan B. Cuidado si el paro general no estaba en sus planes como el golpe de gracia para la destrucción del sector empresarial privado.
En todo caso, algo hay que hacer, es cierto y mientras haya voluntad hay esperanza.
Quizás sea precisamente el hambre y el estado de salud de la mayoría lo que impide la protesta nacional necesaria, prefiero pensar eso a que el ciudadano está definitivamente rendido, derrotado.
"Amanecerá y veremos"
Gracias por llegar a esta línea...
C.R.3.
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