Corazón castigado

El se fijaba siempre en el fisico
y lo identificaba con los sentimientos,
porque se puede hablar de sentimientos hacia cualquier cosa,
no necesariamente personas,
que estemos o no de acuerdo es otra cosa. 

Hay gente que habla de amor al dinero, a las cosas materiales...,
su amor era a la apariencia física
y eso, eso no estaba bien a los ojos de su socio.
Cerebro y corazón eran socios
de todo lo que hacían, 
su socio, responsable del sentido común ,
del control sobre otros sentidos,
le insistía en que la apariencia fisica
no lo es todo,
pero al final el era quien guiaba las acciones,
y aunque entendía el punto de su socio
no podía evitar actuar como lo hacía. 

Llegó el momento en que el socio se rebeló
y decidió castigarle,
tomó el control de las acciones,
y desde entonces el cerebro
le prohibió al corazón
volver a enamorarse
hasta que los sentimientos
se subordinaran a la razón. 

Un día,
los sentidos comenzaron a percibir
que el lugar donde habitaban se deterioraba,
descubrieron la importancia de los sentimientos
para su mantenimiento
y así comenzó una segunda rebelión
en pro del equilibrio,
necesitaban a sus jefes, los socios,
actuando en simultaneo
para alcanzar el obejtivo
de alcanzar la paz, la felicidad
y darle larga vida
al lugar donde habitaban.

El cerebro cedió y le levantó
el castigo al corazon,

decidió dejarlo ser
pero siguiendo sus consejos
y al mismo tiempo probar
la alegría de dejarse llevar
por los sentimientos
pero con frecuente observación
para evitar los extremos. 

Desde ese día
los ojos brillaban de felicidad,
todo lo que los oídos escuchaban
tenían escondido o muy visible
algo positivo,
el olfato se había vuelto más agudo
para las cosas buenas,
disfrutaban, con gusto,
todo lo probado,
hasta lo más simple
era para ellos un manjar,
y la delicadeza de su tacto
transmitía a todo lo tocado.

Esa energía positiva,
que procesan todos
actuando en conjunto,
logró la misma actitud
en todos los que rodeaban.

La felicidad no se alcanza de manera radical,
siempre será necesario aplicar una dosis de equilibrio.

Gracias por llegar a esta línea...

C.R.3.